LOS CÁTAROS, EL CASTILLO DE MONTSEGUR Y EL SANTO GRIAL
El catarismo es una de las muchas herejías que se desarrollaron en el seno del cristianismo. Aunque es originario de Oriente, pronto se extendió por el continente europeo.
Su característica principal era la fe en el dualismo: el bien como creador del perfecto mundo espiritual, y el mal, como el terrenal. Jesucristo, por tanto, era sólo espíritu con apariencia humana. Sus sacerdotes se llamaban perfectos, no aceptaban los sacramentos y practicaban la confesión pública. El rechazo a lo material les hacía vivir en austeridad y castidad. Además, eran vegetarianos. Sólo con una vida pura podrían ascender al cielo, estando condenados a reencarnarse en otros cuerpos hasta no alcanzar la perfección.
El castillo de Montségur es sin duda el lugar más representativo que existe en la ruta de los cátaros, debido en parte al trágico final que tuvieron allí. Entre sus muros se ha llegado a decir que estuvieron ocultos el Santo Grial, el Tesoro de los Templarios o hasta el gran secreto de los cátaros.
Según la tradición, los cátaros guardaban el Grial en la fortaleza de Montségur. Así, el 14 de marzo de 1244 sucedió algo extraordinario que impulsó a algunos soldados a convertirse y a aceptar la muerte con alegría. Baigent Leigh y Lincoln explican este extraño suceso en su magna obra El enigma sagrado: “Fuera lo que fuese dicha festividad, está claro que causó cierta impresión en los mercenarios contratados, algunos de los cuales, desafiando una muerte inevitable, se convirtieron al credo cátaro”.
La leyenda dice que, el ángel Lucifer lucía sobre su cabeza una corona en cuyo centro tenía incrustada una gran esmeralda. Cuando se convirtió en un ángel caído, la esmeralda se transformó en el Santo Grial cayendo así en manos de los cátaros. Sin embargo, y debido a las persecuciones a las que éstos eran sometidos, lo escondieron en el castillo de Montsègur.
Como era de esperar, el Príncipe de los diablos no se iba a quedar sin hacer nada. Deseaba recuperar el Santo Grial y con ello la esmeralda de la corona. Por lo tanto, envió un ejército a las murallas del castillo cátaro de Montsègur. Fue entonces cuando apareció una paloma blanca sobre el castillo de Montsègur para recoger el Grial y transportarlo al monte Tábor. Una vez allí, lo depositó para que fuese custodiado por Esclaramunda, lo que dio tiempo a que los Puros pudieran resguardar el precioso objeto.
La noche de la caída de Montségur cuatro cátaros descendieron mediante cuerdas desde la cima de la montaña hasta el fondo de la garganta de Lasset para entregar el tesoro de los herejes a sus legítimos poseedores. El Grial, que al principio fue ocultado en una de las grutas del Sabarthez, con el tiempo fue a parar a un refugio seguro, donde –según dicen algunos- aún permanece hoy.
Pero aquí no acaba la historia. Los templarios, hermanos de credo de los cátaros, hicieron todo lo posible para ayudar a los cátaros. Les permitieron escapar hacia otras tierras menos hostiles, como el Reino de Aragón y el norte de Italia, donde vivieron en paz y tranquilidad hasta la muerte del último cátaro oficial: Bélibaste, quemado en la hoguera en 1321. En ese momento pasaron a la clandestinidad, pero no dejaron de existir nunca.
En el pie de la montaña se encuentra el famoso "Camp des cremats", el lugar donde el último bastión importante de cátaros fue hecho pasar por la hoguera. Allí se encuentra una famosa lápida en recuerdo a los 210 "hombres buenos" que se lanzaron a las llamas cantando.
Al igual que ocurriera con Montserrat, el nombre de Montsegur también atrajo a los nazis en su busca del Santo Grial hasta estas tierras. Fueron muchas expediciones las que desearon el tesoro de los cátaros y el Santo Grial, entre ellas los hombres de las SS alemanas, por el sentido esotérico que el Grial representaba para ellos. La elección de estos dos sitios para la búsqueda se basaba precisamente en el parecido del nombre con Montsalvat, la montaña donde se encontraba el Grial.