Un día en la vida de Mozart
Su genialidad y facilidad para la música es bien conocida, pero detrás de ello hubo mucho esfuerzo diario. Hoy destacamos a Mozart como ejemplo de talento y trabajo.
Gracias a una carta que Mozart escribió el 13 de Febrero de 1782 a su hermana María Anna Mozart (“Nannerl”) podemos saber la rutina diaria de W. A. Mozart. Decir que aunque también se lo explicaba a su padre en otra carta anterior, nos hemos decantado por ésta.
Su rutina:
A las 6 de la mañana ya estaba levantado y a las 7 completamente vestido.
Componía desde las 7 hasta las 9. Entonces empezaba a impartir clases que terminaba a la 1 del mediodía.
Si no era invitado por alguien quien tuviese la comida a las dos o las tres, aprovechaba la terminación de sus clases para comer. Esas invitaciones no eran nada extrañas en su día a día. De hecho, en la carta a la que nos referimos, Mozart le cuenta a su hermana que ese mismo día fue invitado por una de sus estudiante de piano, la condesa Anna María Zichy, y la condesa Thun. Esto le hizo que no pudiera volver a trabajar hasta las 5 de la tarde. A veces, sin embargo, dependiendo del compromiso, se retrasaba hasta las 6. Otros días tenía que estar en una interpretación y ya no podía hacer más.
Por lo tanto, en los días que podía, continuaba trabajando hasta las 9 de la noche. Una vez que había terminado de escribir, se iba a visitar a su amada Constanza.
Regresaba a casa entre las 10 y media y 11 de la noche. Realmente, este hecho dependía de varios factores, pero todos relacionados con la madre de Constanza.
No solía irse a dormir sin antes retornar con el trabajo que había dejado por la tarde. Continuaba componiendo.
Terminaba su jornada a la 1 de la madrugada. Entonces, se acostaba para descansar 5 horas ya que a las seis volvería a levantarse.