Alexandra David-Néel
Si te gusta viajar y conocer diferentes culturas, no te puedes perder este resumen de Alexandra David-Néel. Una mujer que viajó a los lugares más recónditos del planeta. A lugares prohibidos para los occidentales y que sólo un puñado de hombres se atrevían a traspasar. Ella, aún siendo mujer, también lo hizo.
Personas como Alexandra nos sirven como ejemplo; sólo con la determinación se cumplan las metas.
Nació en Mandé, cerca de París, en 1868 y murió en 1969. Durante ese tiempo, Alexandra consiguió tener una vida realmente fascinante.
Este es un resumen de los viajes que llenaron su espíritu:
En 1890 llega por primera vez a India, donde pasaría un año.
En 1911 vuelve a dejar Europa, esta vez los destinos eran Ceilan (Sri Lanka), India, Sikkim y Nepal.
Tres años más tarde conocería a un adolescente de 14 años, reencarnación de un lama tibetano y, al mismo tiempo, nieto de otro lama, Aphur Yongden, que le acompañaría en todos sus viajes. De hecho, Alexandra lo terminaría adoptando.
Con el fin de conocer más sobre los ritos tibetanos; lengua, cultura, creencias... Alexandra se marchó a vivir, durante tres largos años, a una cueva a 3.900 metros de altitud. Allí estuvo con un monje eremita que le enseñó todo sobre su cultura, además de las técnicas de meditación. A partir de ese momento, su nombre paso a ser “lámpara de sabiduría”.
En enero de 1918 abandona Pekín en dirección al monasterio tibetano de Kum Bum (esto le llevó 7 meses y 2.500 kilómetros). Desde allí, la viajera llevaba intención, utilizando las rutas de las caravanas, atravesar el Tibet y llegar a Lhasa (emplearía 3 años).
Toma rumbo al desierto del Gobi donde aprovecha la oportunidad para aprender sobre sus costumbres.
Cinco años después, haciéndose pasar por pobres, conseguirían entrar en la capital del Tibet. Estarían dos meses en la capital sin ser jamás reconocidos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Alexandra y su hijo adoptivo se marcharon a viajar por Rusia para a continuación entrar en China.
Su sed de aventura y conocimiento nunca le abandonaron. Una curiosidad; a los pocos días de renovar su pasaporte falleció. Tenía casi 100 años.