La máscara de hierro.
La cultura francesa está repleta de leyendas y mitos.
Hoy os proponemos la máscara de hierro. Seguro que os suena...
La historia de Francia da para muchas conjeturas y leyendas. Una de las más conocidas e intrigantes es la del hombre de la máscara de hierro que ha dado pie a películas y muchas hojas de literatura escritas en torno a ella.
Muchas teorías han sido realizadas en torno a quien era ese “hombre de la máscara de hierro” pero antes veamos cual es el origen de la leyenda:
Un hombre misterioso estuvo prisionero en la Bastilla durante décadas. Su guardián era Benigno de Saint-Mars, que era el gobernador penitenciario de Pignerol. Tal era el celo del guardián que cuando fue cambiado de jurisdicción a la Isla Santa Margarita se llevó al misterioso hombre con él.
Cuando fue nombrado gobernador de la Bastilla en 1698, de Saint-Mars llevaba dos prisioneros, uno de los cuales era el hombre de la máscara de hierro.
Pero, ¿Quién era ese misterioso hombre?
Voltaire, que estuvo preso en la Bastilla, fue quien más escribió sobre este misterioso personaje..
Según Voltaire, el «hombre de la máscara de hierro» era un joven alto y hermoso, le agradaban los vestidos finos, no se le negaba nada de lo que pedía en la Bastilla y en otras prisiones. Se le daba la mejor cena y el alguacil se reunía raras veces con el personaje. Fue alimentado por un sordomudo y tenía prohibido el contacto con el personal de la prisión y debía tener puesta la máscara todo el tiempo...
Muchas han sido las identidades de este hombre desde el hermano gemelo de Luis XIV hasta el dramaturgo francés Moliere.
Para el historiador inglés Roger McDonald, la máscara de hierro sería el mosquetero D’Artagnan herido en Maastricht en 1673, habría sido enviado a la prisión de Pignerol, donde la máscara lo habría ocultado a los ojos de los mosqueteros que lo vigilaban. La prueba, según MacDonald, sería el libro Mémoires de M. D’Artagnan, escrito por Gatien de Courtilz de Sandras, quien pasó 9 años en la Bastilla coincidiendo con D’Artagnan. MacDonald cree que la fuente de Courtilz fue el propio mosquetero.